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Predicado verbal

Las oraciones constituidas por un predicado verbal, denominadas oraciones predicativas, son aquellas cuyo verbo (verbo predicativo) basta para constituir por sí mismo el predicado porque tiene una significación plena. Ahora bien, este verbo puede ir acompañado de una serie de complementos que precisan y completan su significación. Los complementos que pueden acompañar al núcleo del GV y que dependen de él son los siguientes: complemento directo (CD), complemento indirecto (CI), complemento predicativo (CPred o PVO), complemento circunstancial (CC), complemento de régimen (C de Rég) y complemento agente (CAg). ¡NUNCA el atributo!

Dependiendo del verbo y los complementos que lleven las oraciones predicativas, se puede distinguir entre:

a) Oraciones transitivas

El núcleo del predicado verbal exige la presencia de un CD para completar su significado.

            Ana come galletas.

Suelen ser transitivos los verbos que se refieren a:

  • lo que se hace con objetos: cargar, mirar, llevar, comprar, alquilar, cortar, dañar, estropear, construir, llenar, golpear, usar, limpiar.
  • sentidos: oler, escuchar, oír, degustar, tocar, gustar (sentir y percibir el sabor de las cosas).
  • sentimientos: admirar, preferir, necesitar, amar, desear, querer, temer, odiar.
  • hechos e ideas: aceptar, creer, esperar, expresar, olvidar, incluir, conocer, recordar.

b) Oraciones intransitivas

El núcleo verbal no necesita ser completado por un CD ni ningún otro complemento, aunque puede llevarlos (CI, CC), debido a que su significación es muy precisa.

Ana pasea todos los días, Corría por el prado.

Suelen ser intransitivos los verbos que se refieren a:

  • existencia: aparecer, desaparecer, morir, existir, permanecer, vivir.
  • gestos y ruidos humanos: reír, sonreír, toser, suspirar, hablar, gritar.
  • posición y movimiento: caer, llegar, partir, dormir, fluir, saltar, nadar, esperar, trabajar.

c) Oraciones reflexivas

Son oraciones transitivas en las que el sujeto realiza y, a la vez, recibe la acción del verbo. Presentan siempre un pronombre personal que precede al verbo (me, te, se, nos, os, se) y que desempeña la función de CD ‒si no hay CD‒ o CI ‒si hay CD‒. Admiten el refuerzo a mí mismo, a ti mismo, a sí mismo.

Yo me lavo (CD) VS. Yo me lavo las manos (CI).

d) Oraciones recíprocas

Tienen la misma estructura que las reflexivas, pero se diferencian de estas en que varios sujetos ejecutan y reciben mutuamente la acción verbal. El pronombre personal (nos, os, se) funcionará como CD ‒si no hay CD‒ o como CI ‒si hay CD‒. Admiten el refuerzo mutuamente, recíprocamente o el uno al otro.

Alejandro y Ana se escriben (CD) VS. Alejandro y Ana se escriben cartas (CI).

e) Oraciones seudorreflejas

Se construyen, generalmente, con verbos pronominales (arrepentirse, comportarse, ocuparse, quejarse, dormirse, irse, marcharse, arrodillarse, enorgullecerse, etc.), cuyos pronombres personales forman parte de la unidad léxica del verbo, se analizan conjuntamente con él y, por tanto, no desempeñan función alguna en la oración: son simples morfemas verbales (MV). Generalmente van acompañados de un complemento de régimen.

Juan se olvidó de su problema durante la fiesta.

También forman este tipo de oraciones los verbos que pueden construirse con pronombre reflexivo o sin él, cuya presencia no afecta a la estructura del predicado[1], sino que sirve únicamente para intensificar el significado del verbo (dativo ético o de interés). Se pueden distinguir dos grupos:

  • Las estructuras transitivas que presentan el pronombre reflexivo en función de complemento ético o de interés y otro elemento en función de CD:

Tomé un café VS. Me tomé un café.
Inés bebió dos refrescos VS. Inés se bebió dos refrescos.

  • Las estructuras intransitivas que pueden llevar un complemento pronominal reflexivo también en función de complemento ético o de interés, que aporta un valor enfático (este refuerzo pronominal enfático subraya a la persona que realiza la acción verbal y el interés del sujeto por la acción expresada):

            Juan fue a Barcelona VS. Juan se fue a Barcelona.
No subas al árbol VS. No te subas al árbol.
No llores VS. No me llores.

A veces indica el comienzo de la acción (valor incoativo):

            Juan va VS. Juan se va.

f) Oraciones pasivas

El sujeto no realiza la acción del verbo, sino que la recibe o padece[2]. El verbo aparece en voz pasiva (verbo ser conjugado + participio del verbo de la oración activa). Estas oraciones tienen un complemento propio: complemento agente.

Un matrimonio español adoptó a una niña china > Una niña china fue adoptada por un matrimonio español.

g) Oraciones pasivas reflejas

Se construyen con la partícula se (morfema de pasividad: MP), un verbo en tercera persona del singular o del plural y un sujeto pospuesto, que concuerda con el verbo.

Se venden libros baratos.
Se alquila piso en La Manga/Se alquilan pisos en La Manga.

h) Impersonales

Son oraciones carentes de SN-Suj. Se pueden distinguir varios tipos:

  • meteorológicas: El verbo (en 3ª p. del singular) hace referencia a fenómenos atmosféricos.

Esta semana lloverá en Cartagena.

  • gramaticalizadas: Se construyen con los verbos haber, hacer y ser en tercera persona del singular.

Había diez personas en la sala, Hace algunos años de aquello, Es tarde para salir.

  • impersonales con se (impersonal refleja): Oraciones carentes de sujeto que se construyen con la partícula se (morfema de impersonalidad: MI) y un verbo en tercera persona de singular. Pueden llevar un complemento de persona con preposición.

En este instituto se recibe bien a todo el mundo.

  • eventuales: Estructuras sin sujeto que se construyen con verbos en tercera persona del plural. En este tipo de oraciones al hablante no le interesa el sujeto, sino lo que se dice en el predicado.

Dicen que habrá un nuevo terremoto.

[1] En ocasiones, la presencia de este incremento produce un cambio en el significado del verbo: cuando no presentan el incremento la oración es transitiva; cuando lo presentan, es intransitiva: Alguien rompió el jarrón (CD) VS. Se rompió el jarrón (Sujeto).

[2] Aunque el concepto de actividad frente a pasividad se basa en un criterio semántico por el que se entiende que en la construcción activa el sujeto realiza la acción, mientras que en la pasiva el sujeto la recibe o padece; existen muchos ejemplos que contradicen esta afirmación como, por ejemplo, Juan sufrió un accidente, en la que el sujeto no realiza la acción, sino que la sufre. Por ello, es más apropiado decir que la construcción pasiva es una transformación de la activa, debida a un factor pragmático que antepone el objeto y le concede una relevancia estilística de la que carecería estando en el lugar que le correspondería en una construcción activa.